domingo, 4 de mayo de 2014

Como de Costumbre - A mi manera .... total es lo mismo

Hola muchachos....

Bueno me vine a dar una vuelta por aca y que creen que vine aquí a traerles algo de esta famosa rola que bueno la escuchamos en un buen versiones aquí esta la historia orignal .

Todos sabemos gozar del lado soleado de la vida, pero la ‘doctrina Sinatra’ exige ser también uno mismo cuando llegan los golpes

 

En 1969, Frank Sinatra grabó la adaptación al inglés realizada por Paul Anka de Comme d’habitude, una canción popular francesa de la que solo quedó la melodía. Aunque el disco no fue un éxito inmediato, con el tiempo esta balada crepuscular se convirtió en la enseña del cantante y actor. El mismo Mijaíl Gorbachov, como dirigente soviético, bautizó su política de no intervencionismo en los países de la órbita comunista como la “doctrina Sinatra”.

¿Qué tiene esta pieza que ha inspirado a artistas tan dispares como Elvis Presley, Luciano Pavarotti o Sid Vicious?

Es, en esencia, una autoayuda en forma de pieza de tres minutos, ya que en su relato retrospectivo habla de tomar decisiones, de nuestra actitud frente a los éxitos y dificultades, así como del valor de seguir un camino propio.

Además de revisar el contenido de este clásico popular del siglo XX, en este artículo analizaremos en clave práctica siete momentos de la canción para que cada cual pueda vivir a su manera.


EL FINAL YA ESTÁ AQUÍ

“Lo que es capaz de matarte también puede hacerte renacer” (Boris Božic)


Cada vez que experimentamos un cambio dramático nos vemos obligados a partir de cero. Suponen momentos de gran impacto emocional, pero también son oportunidades de emprender otros rumbos que de otra manera jamás habríamos podido explorar. Algunos ejemplos de finales que llevan a nuevos principios:

• La ruptura con una pareja que no funcionaba bien crea el espacio para encontrar a alguien que sí encaje.

• Ser despedido abre la puerta a una nueva orientación profesional y a descubrir incluso la verdadera vocación.

• Un accidente o una larga enfermedad permite analizar nuestra vida, corregir errores y renacer con un nuevo proyecto.

En todo final está escrito el principio si estamos dispuestos a empezar de nuevo con un horizonte que sea nuestro, en lugar de uno prestado.

RECORRÍ TODOS LOS CAMINOS


“No importa lo negras que parezcan o sean las cosas. Levanta la mirada y mira las posibilidades: no dejes de verlas porque siempre están ahí” (Norman Vincent Peale)


Uno de los temas presentes en My way es la encrucijada de caminos que es la vida de todo ser humano. Hay desvíos, largos rodeos y senderos divergentes que nos obligan a tomar decisiones. Esto separa a las personas de perfil conformista de los emprendedores. El conferenciante y motivador Anthony Robbins asegura que las personas con éxito tienden a tomar decisiones con rapidez y tardan en retractarse de sus planteamientos, porque creen en ellos. A la inversa, las personas que fracasan suelen ser lentas en decidirse y cambian de opinión con frecuencia.Cada decisión en nuestra vida nos obliga a definirnos, por lo que incluso si el resultado no es el esperado,haber elegido por nosotros mismos nos lleva un paso más adelante en nuestra evolución personal.

PASOS MÁS LARGOS


“No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas” (Séneca)


Son pocas las personas que disfrutan embarcándose en proyectos aparentemente imposibles. El resto se aferran a mantenerse lo más alejadas posibles del riesgo.

El especialista en estrategia empresarial César Gutiérrez señala que tomar decisiones produce fatiga cerebral, ya que incluye estos tres procesos:

a) Considerar las diferentes opciones.

b) Sacrificar las ventajas de una a cambio de lo que nos ofrece la otra.

c) Transición de un estado mental evaluativo a otro decisorio.

Elegir es cansado, sobre todo cuando nos enfrentamos a decisiones radicales. Sin embargo, el inmovilismo acaba siendo más agotador incluso, ya que nos sume en la frustración de ver cómo se nos escapan trenes que podrían conducirnos a otros destinos.

AMIGO, LO DIRÉ SIN VUELTAS


“En caso de duda, cuenta la verdad” (Mark Twain)


Este momento de la canción nos habla de la importancia de expresar nuestro parecer ante los demás. Las personas que manifiestan abiertamente lo que piensan pueden encontrarse en un primer momento con algunas fricciones, pero a la larga evitan muchos conflictos.

Quienes tratan de agradar siempre y callan si no están de acuerdo, tendrán que soportar reacciones desproporcionadas cuando disientan. Esto es así porque el entorno de cada uno se acostumbra a un determinado nivel de sumisión. Por consiguiente, viviremos mucho más tranquilos si somos capaces de decir sin vueltas lo que pensamos y sentimos.

ME TOCÓ GANAR, TAMBIÉN PERDER


“La victoria y el fracaso son dos impostores y hay que recibirlos con idéntica serenidad y un saludable punto de desdén” (Rudyard Kipling)

Tomar decisiones y definirse a través de ellas implica estar expuesto a los vaivenes de la fortuna. Las personas proactivas fracasan a menudo, pero saben extraer de ello lecciones para volver a la carga con otras estrategias y objetivos, con lo que el balance final siempre es positivo. En cambio, los que temen perder se aferran a lo que tienen y son incapaces de salir de su zona de confort. Su inmovilidad les impedirá alcanzar nuevas metas.

SER FIEL A SÍ MISMO


“Hace falta valor para crecer y convertirte en lo que realmente eres” (E. E. Cummings)

Siguiendo el hilo de la balada, ser fiel a uno mismo es elegir nuestro propio camino según los planes y objetivos diseñados por cada uno. Sin embargo,nuestra capacidad de escribir nuestra historia a veces queda anulada por miedos o barreras que nos ponemos.

Según el psiquiatra Theodore Rubin, estos son algunos de los bloqueos más comunes para tomar decisiones:

1. Pérdida de contacto con los propios sentimientos. La persona está tan habituada a no escucharse que ya no sabe qué es lo que quiere.

2. Evitar problemas y ansiedad. Para no experimentar sufrimiento, muchos se anclan en la inacción y se resignan a ser espectadores de la vida.

3. Falta de confianza en sí mismo. Detrás de los que saltan constantemente de una alternativa a otra puede haber la convicción inconsciente de que ninguna opción suya es suficientemente buena.

4. Necesidad de agradar. A menudo evitamos tomar decisiones para huir de los conflictos o el rechazo.

5. Perfeccionismo. La creencia de que hay situaciones perfectas retrasa la toma de decisiones, a la espera de que se den unas condiciones ideales.

6. Temor a equivocarse. Este sentimiento de inseguridad se retroalimenta, limitando cada vez más nuestra capacidad de actuar.

7. Distorsión de la presión del tiempo. Pensar que no hay tiempo para cambios frena la toma de decisiones.

LO HICE TODO A MI MANERA


“Caer está permitido. Levantarse es obligatorio” (proverbio ruso)

Al trazar nuestro propio camino, están aseguradas las equivocaciones y derrotas, las pequeñas y grandes pérdidas. También los aciertos, los éxitos y las ganancias. Todo el mundo sabe gozar del lado soleado de la vida, pero la doctrina Sinatra exige no dejar de ser uno mismo cuando en lugar de parabienes nos llegan golpes. Si reaccionamos con rabia y resentimiento, culpando a terceras personas, estaremos negando que somos dueños de nuestros actos y, por tanto, abandonamos el mando de la situación.

Quien sabe vivir a su manera encontrará su propia vía para salir de la crisis. Solo así, cuando caiga “el último telón” del que habla la canción de Paul Ankaestaremos satisfechos con la obra de nuestra vida.



“A MI MANERA”, AL PIE DE LA LETRA
El final ya está aquí y enfrento el último telón. Amigo, lo diré sin vueltas (…).
Tuve una vida satisfactoria. Recorrí todos y cada uno de los caminos. Y más, mucho más aún. Lo hice todo a mi manera… Tristezas, algunas tuve que no vale la pena comentar (…).
Planeé cada etapa programada, cada cuidadoso paso en mi camino (…).
Hubo momentos en que di pasos más largos que mis piernas (…).
Afronté los hechos y me mantuve intacto y lo hice todo a mi manera… Amé, reí y sufrí. Me tocó ganar, también perder (…).
Pues ¿qué es un hombre?, ¿qué ha logrado? Si no es fiel a sí mismo, no tiene nada. Decir las cosas que siente realmente y no las palabras del que se arrodilla. Mi historia muestra que asumí los golpes y lo hice todo a mi manera. (Paul Anka).



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Hay muchas versiones de My way, una canción que tuvo varias letras e identidades hasta que llegó a La Voz, pero sólo una manera de entenderla, la de Sinatra. Su versión es la que ha sobrevivido, y él fue el único capaz de sobrevivir casi tres décadas a un éxito que parece estar maldito.
            
  
        
Sinatra y Mia Farrow, en su época de casados
En el verano de 1966, Frank Sinatra, quien poco antes había cumplido 50 años y un cuarto de siglo de gloriosa carrera en el cine y la música –con algunos altibajos salvados con la ayuda de la amistad… y ‘la familia’– se casó, en una de sus decisiones más extrañas, con una joven actriz de apenas 20 llamada Mia Farrow, famosa por su papel en la adaptación televisiva de Peyton Place. Sinatra, que había lidiado durante años con toda una hembra real, Ava Gardner –quién bromeó sobre el enlace declarando “sabía que Frankie acabaría liándose con un chico”– pronto descubrió que aquella no había sido una buena jugada.
Al principio, Mia acató sus requerimientos para que aparcara su carrera a un lado, y de hecho abandonó su papel en Peyton Place, pero cuando su marido exigió que rechazara el papel que Roman Polanski le ofrecía en La semilla del diablo (1968) dijo que nanay. Más aún, finalizado el rodaje acabó ‘fugándose’ a la India en compañía de toda una compañía de hippies que incluía a los cuatro Beatles, Donovan y un gurú de lo más raro. Si Frankie abrió el buzón un día de 1968 esperando una postal, se encontró con los papeles del divorcio. De pronto, el gran seductor se había convertido en un personaje un tanto tragicómico, un cincuentón perdido en un mundo nuevo, con nuevas reglas; básicamente, Frankie estaba ‘gagá’ entre tanto ‘yeyé’. No sabía que precisamente un ‘peludo’ le iba a salvar la carrera, que gracias a él iba a pasar de ser historia a convertirse en un mito indestructible.
→Un alma punk que pintó para Sinatra







Más o menos por las mismas fechas Claude François, un cantante francés que llevó el peinado a lo tazón a sus límites concebibles, había roto una relación de casi tres años con otra rubia, France Gall, que según el sátiro Serge Gainsbourg se daba una maña tremenda con las piruletas de anís (Les sucettes). François decidió convertir aquello en una oportunidad, y le pidió a Jacques Revaux y Gilles Thibaut una canción que reflejara su dolor y de paso le permitiera evolucionar de ídolo ‘yeyé’ a sucesor de Jacques Brel, que poco antes había anunciado su decisión de retirarse, y a quien Scott Walker había puesto en órbita entre la modernidad de la época. Los compositores tenían un baladón, For me, que no sabían muy bien a quién endosar, y con algunos cambios en la letra y un nuevo título, Comme d’habitude (Como de costumbre), se la cedieron a ‘Clo-cló’, que la grabó en 1967 con cierta repercusión. Su nueva letra reflejaba la melancolía de un hombre para quien la vida y el amor se habían convertido en algo monótono. Un poco cursi, la verdad.
Paul Anka, de vacaciones en Francia, la escuchó y compró los derechos. Era buen material, y decidió ofrecérsela a Sinatra, a quien no le era fácil encontrar estándares a su altura; durante décadas había sido La Voz, un tipo capaz de fagocitar cualquier composición, pero ahora por primera vez las canciones pertenecían a quienes se las trabajaban; por mucho y muy bien que regrabara Yesterday o Mrs. Robinson, jamás superaría las originales de Beatles o Simon & Garfunkel. Lo que necesitaba era un tema que entrara en el “programa de protección de canciones” de Frankie, al que pudiera cambiar de identidad y dar una nueva vida. Y eso es lo que sucedió con Comme d’habitude, que gracias a la nueva letra de Anka era toda una reivindicación, una declaración de principios. La nueva versión se editó en 1969 titulada, contundentemente, My way.
Lo más curioso es que Frank no sólo impuso en el tema su sello personal, sino una maldición. Quizá porque la nueva letra empezaba “Ahora que el fin está cerca…”, la canción se llevaría por delante a cualquiera que intentara pasar a la posteridad con ella. Elvis Presley la grabó en directo para Elvis in concert… y fue su gran single de despedida. Sid Vicious no sobrevivió a su impactante versión para El gran timo del rock’n’roll. Y el mismísimo Claude François decidió grabar un álbum en inglés en 1977 e incluir en el My way con la letra ‘de Sinatra’, y la intención de consagrarse en el mercado americano. Meses después, moría electrocutado en el baño.



CINCO MANERAS DE CANTAR ‘MY WAY’


CLAUDE FRANÇOIS, 1967 & 1977
La grabó primero en francés como Comme d’habitude, y una década después como My way, para un álbum en inglés destinado al mercado americano editado póstumamente, ya que falleció en un accidente casero. Curiosamente, nunca llegó a conocer a Sinatra.

 
FRANK SINATRA, 1969
Pese a que todos consideraban que tenía madera de clásico, a Sinatra no le entusiasmaba la canción. La grabó casi obligado por las circunstancias y, de hecho, pocos años después decidió retirarla de su repertorio en directo, aunque le fue imposible: el público la exigía una y otra vez.


NINA SIMONE, 1971
La primera gran versión en femenino, aunque olvidada. Nina, en pleno período de activismo social y emocional, cambió completamente el ritmo y los arreglos (que, por cierto, Bill Conti casi plagiaría para el híperfamoso tema de Rocky) la grabó, dio un portazo y se fue de EE UU, prácticamente para no volver.


ELVIS PRESLEY, 1977‘El Rey’ la empezó a incluir en su repertorio a principios de los setenta, y llegó a grabarla aunque no se editó, pero se decidió a darlo todo con ella con una tremenda versión en directo que grabó poco antes de morir y se convirtió en éxito, superando en listas a la de Sinatra… de nuevo a título póstumo.


SID VICIOUS, 1978
Originalmente, My way tuvo más repercusión en las islas británicas que en Estados Unidos, así que Sid se hartó de escucharla cuando era adolescente. La grabó a los 20, pero hizo realidad aquello de “Ahora que el fin está cerca…” ya que murió poco después. Impactante interpretación, pistola en mano (y también revelada póstumamente) en El gran timo del rock’n’roll.




 

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